Comulgar en la mano: ¿aberrante traición o negligente desconocimiento?
LAS CONSTANTES INTERVENCIONES DEL CIELO, LOS SANTOS, LOS SOBERANOS PONTÍFICES, LOS DOCTORES, LOS PADRES DE LA IGLESIA, LA SANTA IGLESIA TRADICIONAL CATEGÓRICAMENTE RECHAZAN LA COMUNIÓN EN LA MANO.
| 08 septiembre, 2018
Vicente Montesinos
Asistimos con asombro y preocupación a la mundanización de los ritos y las prácticas en relación a los más sagrado e importante que el mundo tiene: la sagrada Eucaristía. Cristo mismo presente en la Sagrada Hostia.
Estamos viendo las barbaridades que se vienen cometiendo y se cometen en relación a las prohibiciones de comulgar de rodillas y demás aberraciones.
Y otro campo del que quiero hablar es el de la famosa “comunión en la mano”. Campos no tan diferentes, si atendemos a la conveniencia de comulgar de rodillas y en la boca, y a las consideraciones que a continuación quiero hacerles.
Valdría la pena que todas las personas que participan de todas estas formas de comunión, en su extensión, en su promulgación, y en la prohibición de las conductas al respecto adecuadas, se preocuparan de informarse, leer, documentarse, e intentar ser fieles; antes de haber pasado a permitir la comunión a diestro y siniestro, a perros y a gatos, sin confesión, en pecado público, en la mano, de pie, y de cualquier manera.
Quizá hay sacerdotes que, arrastrados por la marea imperante, no han tenido a nadie que les cuente ciertas cosas. Y que no recibieron la adecuada formación en los seminarios. Y después no han tenido tiempo, subsumidos en sus tareas pastorales, de leer, investigar, formarse, conocer. Y lo propio digo de los católicos laicos.
Porque, me pregunto yo, y me circunscribo en esta ocasión, al asunto de la comunión en la mano, más grave si cabe que el de no comulgar de rodillas. Y a tal efecto les pregunto a ustedes:
¿Sabían que el Papa Pablo VI fue presionado por algunos miembros del clero, especialmente en Alemania, Francia u Holanda, para autorizar la práctica de la comunión en la mano, que se extendió sin ninguna autorización, en una clara actitud abusiva de individualismo?
¿Sabían que ante las presiones continuas, la Sagrada Congregación de Ritos otorgó la nueva práctica a Alemania (06-07-68) y a Bélgica (11-07-68), pero que tras las protestas que ello supuso, el Papa suspendió esta concesión el 25 de julio de 1968?
¿Sabían que la decisión del Papa no logró detener los abusos, y Pablo VI consideró apropiado llevar a cabo una encuesta mundial entre el Episcopado, a la cual, el 12 de marzo de 1969 habían respondido 2136 Obispos? El resultado fue el siguiente. A la pregunta: “Debemos aceptar el deseo, además del modo tradicional, de autorizar también el rito de recibir la Sagrada Comunión en la mano“. Ellos respondieron:
- No: 1233 Obispos
- Sí: 567 Obispos
- Abstención: 315 obispos
- Votos inválidos: 21 obispos
¿Sabían que en los primeros siglos en los que se comulgaba en la mano, existía una idea bastante imperfecta del misterio eucarístico, y que esto dio lugar a muchos abusos y herejías? Porque podemos hablar aquí, entre otros, de los arrianos, los gnósticos, los marcionitas, los docetistas, etc.. Desde los que ofrecían queso y pan en la liturgia; hasta los que solo ofrecían agua en el cáliz, entre otras barbaridades.
¿Sabían que el manido Concilio Vaticano II no se pronunció sobre la práctica de la Comunión en la mano? La aprobación se produjo después del Concilio, en un período de abuso litúrgico por el que San Juan Pablo II se disculpó en su carta Dominicae Cenae (24-02-80).
¿Sabían que no hay fundamento bíblico para justificar el rito de la comunión en la mano, además de negarlo? Dios revela el contenido litúrgico en el Antiguo Testamento, del cual Cristo no suprime “ni siquiera una coma”. El Antiguo Testamento es como un cliché que debe desarrollarse en la era cristiana.
El rito de no tocar las cosas sagradas (Num.4,15; II Sam de 6.1 a 9; Jdt 11,13) se convierte en una realidad en el Nuevo Testamento, cuando Cristo dijo a Magdalena (Jn 20,17): ¡NOLI ME TANGERE! (¡No me toques!), y se confirma cuando la Iglesia, habiendo alcanzado la suficiente madurez en la comprensión del Misterio Eucarístico, prohíbe la comunión en la mano. Entonces se cumple el Salmo 81: “Abre tu boca y yo la llenaré” (v.11); en un pasaje donde Dios promete alimentar a sus fieles con “la flor de harina y la miel de la roca” (v.17)
¿Sabían que no hay fundamento en la Teología Tradicional para justificar la comunión en la mano? ¿Quiere decirme algún obispo o sacerdote que todos los que voy a enumerarles erraban?
Ya San Sixto I, Papa (115-125) prohibió a los laicos tocar los vasos sagrados (Mansi 1,653). Aún más, tuvo que prohibir la comunión en la mano.
En la época de San Justino (100-166), solo los Diáconos dan la Comunión a los fieles (Apología 1,65,5). Este uso lo confirman el Adagio (15,1) y San Ignacio de Antioquía. (107)
El Papa San Eustaquio (275-283) en su “Exhortación a los sacerdotes” decreta que “no se tenga la Pretensión de llevar la Comunión a un enfermo por un Laico o una Mujer” (Latin Patrology, 5,165).
San Basilio (329-379) en la carta del año 372, autoriza la comunión en la mano en situaciones excepcionales, como el caso de persecución (Ep.93, Patrulla. Griegos, 32, 483, 6).
En el Sínodo de Roma en el año 404, celebrado bajo la dirección delPapa Inocencio I (401-417) se estableció el rito de la Comunión en la lengua (Mansi X, 1205).
El Papa San León I “El Grande” (440-461) recuerda en su “Sermón V” que el Santísimo Sacramento se recibe en la lengua (Patrología latina, 54, 1385).
El Papa San Gregorio “El Grande” (590-604) daba la Comunión en la lengua (“La vida de San Gregorio el Grande” por John Deacon, Latin Patrol, 75, 103).
En el Sínodo de Rouen (649-653), de acuerdo con la regla observada en Roma, se prohibió recibir la comunión en la mano, y los sacerdotes que no cumplían estas disposiciones eran advertidos por la autoridad (Mansi X, 1199-1200).
En el V Concilio de Constantinopla (680-681) se prohibió que los fieles tomaran la Comunión. ellos mismos, bajo pena de excomunión (Mansi XI, 969).
Santo Tomás de Aquino, el “Doctor Angélico” nos dice: “Por respeto a este sacramento (la Eucaristía), nada profano debe entrar en contacto con él. Es por esta razón que no solo las personas sino también el Cáliz están consagrados; y aún más las manos del sacerdote, para tocar este sacramento. De lo cual deducimos que nadie más tiene derecho a tocarlo” (QT III, 82, a, 3).
Es por eso que San Francisco de Asís dice: “Sólo ellos (los sacerdotes) pueden darlo, y no otros“. (Carta 2 a todos los fieles, 35).
Estas prohibiciones son mantenidas por el Concilio de Trento (1445-1563), de carácter dogmático.
Ya San Agustín había advertido: “Sería una locura insolente discutir qué hacer cuando toda la Iglesia Universal ya tiene una práctica establecida …“. (Carta 54, 6, a Jenaro).
El “doctor Supremo,” el Papa Pio XII, 15 siglos después mantuvo la misma posición “debo condenar severamente la imprudencia negligente de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, que no estén de acuerdo con las leyes y los títulos vigentes “. (Mediador de Dios, 17)
E incluso el “todopoderoso” y “semper mencionado” Vaticano II nos ofrece la doctrina para desacreditar la práctica a la que nos referimos: “Incluso si cada uno de los prelados no posee por sí mismo, la prerrogativa de la infalibilidad, por otro lado, si el todo, incluso diseminados por todo el mundo, manteniendo el vector de comunión entre ellos y el Sucesor de Pedro, únanse en la misma opinión que los auténticos Maestros que exponen como una Doctrina definitiva. En la Fe y las costumbres, en este caso, anuncian infaliblemente la Doctrina de Cristo “(L.G. 5).
Y la mayoría de los Obispos estuvieron de acuerdo en que la comunión en la mano dañaría a la Iglesia. Así es como la tradición y uno de los pilares de la verdadera iglesia se rompió.
¿Sabían que Cristo está presente en todas y cada una de las partículas distribuidas de la forma sagrada? Es doctrina invariable de la tradición eclesiástica, con bases filosóficas y teológicas de los Santos Padres ( Tertuliano, San Anastasio, San Cirilo de Alejandría, San Cirilo de Jerusalén, San Efrén, S. Jerónimo, S. Tomás de Aquino …), pasando por concilios como los de Florencia y Trento, hasta hoy.
Es por ello que en la liturgia actual, se ordena que al recibir la Santa Comunión debemos utilizar la bandeja de comunión: “El que comulga debe responder Amén, y recibe el Sacramento sujeta la bandeja debajo de su boca” (M. Romano, n.117).
¿Pero a quién le importa el destino de las Santas Partículas cuando se comulga en la mano? ¿Saben lo que estamos haciendo? ¿Quién carga con esta terrible culpa?
Y… ¡cuántos sacerdotes han hecho quitar el plato de comunión de los fieles; o nunca lo han usado!
¿Sabían que la comunión en la mano contribuye a perder el sentido de lo Sagrado?
Un objeto es sagrado cuando se ha distinguido, separado del uso normal, para dedicarlo exclusivamente a la Adoración divina. En la comunión en la mano, el rito se vuelve más mundano y nos recuerda más a una comida vulgar. Hay una profanación del misterio más importante para la Fe y se vacía de gran parte su contenido. De alguna manera, cuando se trata de Comunión, el rito se degrada: lo “Más Sagrado” se trata como un objeto …
¿Sabían que hay documentos que muestran que la masonería, desde el siglo XIX, intentó que los católicos tomaran la Comunión en la mano y se en pie? Los enemigos seculares de la Fe han tenido éxito. ¡Qué ceguera por nuestra parte!
¿Sabían que hay iglesias no católicas (sectas) que “comulgan” en la mano pero que no creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía?
¿Sabían que hay iglesias orientales (unidas o separadas de Roma)según el rito bizantino, para quienes la comunión en la mano está prohibida? Este rito pensado (erróneamente) a los efectos de un enfoque ecuménico sobre el punto anterior, se ha convertido, por tanto, en antiecuménico.
¿Sabían que San Papa Juan Pablo II no era partidario de la comunión en la mano? Nos dijo en la carta Dominicae Cenae: “Tocar las especies sagradas, su distribución en sus propias manos, es un privilegio de los ordenados” (24 de febrero de 1980). Y para que nadie pudiera interpretar estas palabras más tarde, frente a las cámaras de televisión francesas, rechazó la comunión en la mano a la esposa del presidente, Giscard D’Estaing. El mismo año declaró en Fulda (Alemania) que no estaba de acuerdo con el documento que autorizaba en este país tal forma de comunión. (Ver Vox Fidei, 10, 1981, Chiesa Viva, 112, Sol de Fátima, 82).
¿Por qué, después de esta fecha, vimos la comunión dada en la mano por San Juan Pablo II? Debido a que fue sometido a una fuerte presión, y pensó que sería un escándalo para los fieles prohibir la comunión en la mano tan fraudulentamente autorizada, o mostrarse en contra de lo que se ya habían acordado por su cuenta esos chuiringuitos heréticos llamados Conferencias Episcopales. Pienso que fue por el mismo motivo que Moisés permitió el divorcio, “por la dureza del corazón de los israelitas” (Mt. 19)
¿Sabían que Santa Teresa de Calcuta confesó que el peor mal que hay en el mundo es el rito de la comunión en la mano? (The Wanderer, 23-03-89, The Fatima Crusader, 3º, trim.89).
¿Sabían que tras la extensión de esta práctica, se ha incrementado incalculablemente el número de profanaciones?
¿Sabían…? ¿Sabían…? ¿Sabían…?
¿Sí? Entonces, ¿porque incurren; obispos, sacerdotes, fieles… reiteradamente en esta práctica?
¿No? Entonces, ¿porqué no se forman y profundizan antes de llevar a cabo acciones tan imprudentes con temas tan sagrados?
Las constantes intervenciones del Cielo, los Santos, los Soberanos Pontífices, los doctores, los Padres de la Iglesia, la Santa Iglesia tradicional categóricamente rechazan la comunión en la mano.
Por lo tanto, sería aconsejable no esconder la cara al amparo de mentiras y falsas buenas razones y, sobre todo, no afirmar erróneamente que es una práctica fundamentalista la de recibir la Sagrada Comunión, en la boca y de rodillas.
Los fundamentalistas son aquellos que se oponen a la tradición secular de la Santa Iglesia en este tema.
Además, y en relación a lo que estos días, y hoy mismo, hemos comentado y les hemos contado; no es de extrañar que después de haber jugueteado uno con el Santísimo en sus manos, ya no comprenda uno…
… la obligación de adorarlo de rodillas.
… la necesidad de sentirse insignificante ante su Creador.
… la necesidad de reconocer el Misterio de la Cruz actualizado en el Sacramento.
… la necesidad de sentir la llamada a la inmolación, y a una sumisión absoluta, en correlación con el Amor Infinito de Dios humillado en el Sacramento por mi Salvación.
Y tantas otras cosas.
Este no es un tema de gestos, ni es un tema menor.
Es jugar con lo más sagrado.
Les invito a reflexionar.
Y si algún obispo, sacerdote o laico no entiende esto, les ruego se lo den a leer. Quizá no tuvieron la oportunidad de acceder a esta información.