jueves, 16 de mayo de 2013

SER CONTEMPLATIVO



Ofrezco a mis hermanos y amigos lectores este maravilloso texto de "Un Cartujo" (Dom Jean Baptiste Porion), publicado ahora en "Felices los que creen", Monte Carmelo, Burgos 2009; pp.103-106, y que dice así:
"Ser contemplativo es recibir al Verbo divino, concebirlo espiritualmente y no vivir ya con Él más que una sola vida. Por tanto la Santísima Virgen es el modelo de los contemplativos, es la Madre de la Verdad, como lo es del amor Hermoso. A nosotros nos corresponde imitarla como hijos generosos y fieles.
"Los símbolos que ilustran el misterio de la misión de María son también para nosotros los símbolos del alma que ama y posee a Dios en la soledad interior: Torre de marfil, Casa de Oro, Fuente sellada, Espejo de Justicia, Arca de la alianza... Las virtudes de la santísima Virgen, los dones que manifiesta y las gracias que irradia, son las virtudes por excelencia, las condiciones y los privilegios de la vida contemplativa.
"Según el himno que cantamos en las Vísperas de sus fiestas, la santísima Virgen se distingue por su dulzura, su mansedumbre entre todas las mujeres, entre tantas vírgenes y madres a quienes Dios, sin embargo, ha concedido el don de ser dulces y de las que esa misma dulzura es su fuerza y su poder. Pero todo lo que es virginal o maternal María, Eva nueva y espiritual, lo posee por excelencia.
"Se ha dicho que la mansedumbre es el resumen de todas las virtudes cristianas. Está compuesta, sobre todo, de paciencia y de benevolencia, de respeto y de amistad para todas las almas, e incluso para todos los seres, pues una persona delicada lo es con las cosas y con las personas. En el fondo, es un asentimiento a la voluntad de Dios en todas sus formas, una tierna conformidad con todo lo que sucede; es también la actitud que se requiere, en primer lugar, en aquel que desea purificar y despejar su mirada interior. No hay vida contemplativa sin una inmensa paciencia. La luz no penetra sino las almas pacíficas. La tranquilidad es la primera disposición requerida para que las profundidades del espíritu se hagan transparentes. El arte de contemplar las cosas divinas es el arte de tener calma.
"La dulzura está compuesta de indulgencia y de misericordia, de una lucidez que hace ver a cada ser desde la claridad divina, conservando sólo aquellas razones que nos ayudan a tener confianza y amar. San Juan de la Cruz ha señalado con mucha fuerza hasta qué punto esta benevolencia es indispensable para todo progreso interior. Nuestra vocación es verdaderamente virginal y mariana. La santísima Virgen no ha tenido que condenar al mundo; éste se ha rendido a su dulzura y mansedumbre. Así ha de ser el alma contemplativa, cuya misión no es la de ser juez de los hombres sino la de ser de Dios." (CONTINÚA en II)

sábado, 11 de mayo de 2013

Un deseo más grande


He aquí un bello texto de Isaac de Nínive: "DISCIPULO: ¿Cómo puede el hombre salir completamente del mundo? MAESTRO: Por medio del deseo (suscitado) por la memoria de los bienes futuros, aquellos que la divina Escritura siembra en su corazón con la dulzura de sus versos colmados de esperanza. Porque el pensamiento no puede despreciar sus amores anteriores hasta que no surja un deseo más excelso que se contrapone a aquellas cosas que se juzgaban eminentes y agradables y que poseían al hombre.
"Por sus obras se conoce lo que cada hombre desea, pues tenderá a pedir en la plegaria aquello que lleva en su corazón, y tendrá cuidado de manifestar también en sus obras exteriores las intenciones interiores de su plegaria.
"Quien desea intensamente las cosas grandes no se preocupa de las pequeñas.
"Cuando en ti el deseo por Cristo no es tan fuerte como para hacerte, por el gozo en Él, impasible a todas las aflicciones, has de saber que en ti el mundo vive más que Cristo. (...) Lo que vive en ti es aquello cuyo amor tiene sobre ti un poder más grande."

Isaac de Nínive "El don de la Humildad" Salamanca 2007. Pp. 98-99.