sábado, 5 de diciembre de 2009

EL MISTERIO DE CIERTOS ESPACIOS - MARIE MADELEINE DAVY ( XII )



Así, el espacio insólito y sutil no es obligatoriamente conocido de antemano. Descubrirlo empuja a un estado nuevo. Lo más a menudo la enseñanza recibida no proviene de fuera. Se puede creer que es percibida del exterior, pero de hecho, emana lo más a menudo de adentro. La fuente oculta en el misterio mana, fluye y se desliza en un murmullo o en el silencio. En ciertos casos, lleva el ruido de las grandes aguas con el fin de ser escuchada operando así una ruptura.

Por que es de una ruptura de lo que se trata. Hay un antes y un después. Entre ambos, el tiempo se detiene: una enseñanza que proviene del mundo invisible, es recibida. Lo que es «escuchado» es visto. «Escucha hija mía y ve» (Sal. 45, 10). El oído y la vista se juntan. Voz divina, voz del Si mismo, voz de la profundidad rompiendo los obstáculos, las envolturas protectoras; revelación del misterio, del secreto. Como no acordarse aquí de un texto del Eclesiates (16,22):

Escúchame, hijo mío, y aprende la sabiduría

Y vuelve tu corazón atento...

Yo te descubriré una doctrina pesada en la balanza

Y yo te haré conocer una ciencia exacta.




Así, el secreto oculto se descubre en parte a todo hombre atento en capacidad de recibirle.