jueves, 31 de julio de 2008

P. Fray Alberto Justo O.P..."Hacia una filosofía del desierto"...La vocación interior (Virginidad interior-filiación divina-desierto)



" Intente integrar las sorpresas, esto es: lo imprevisto. No desvanezca ante ello. La vida contemporánea abunda en lo que no se aguarda. En ocasiones se trata de las trampas del diablo para que se pierda el equilibrio en su camino. No preste atención ni se angustie, que todo pasa. Continúe como si nada ocurriera, morando en el silencio de su propio interior. Cultive la paz. " ( REGLA PARA EREMITAS en el corazón )


22.¿Puede el alma remontarse hasta su virginidad original, o recuperarla si la ha perdido? ¿ Como abrir el corazón a su raíz más honda para dejar que la Luz de Dios entre a raudales y Dios mismo venga a el? ¡ "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios! " (San Mateo 5, 8). Lo que no es posible para los hombres es posible para Dios. Desde luego, este nuevo nacimiento comporta una condición insospechada e inaudita: la filiación divina: el hombre no podía esperar, ni imaginar el Don de Dios...Pero es hora de decirlo, y con todo vigor, que la Misericordia del Padre nos acoge a cada paso, renovando la aurora a cada instante cuando el peregrino se vuelva a Él, a su principio, a su origen, a su casa...No meditamos lo suficiente hasta qué punto nuestra morada, nuestro hogar, es la misma casa del Padre y cuál es la Voluntad de nuestro Padre de salvarnos y de abrazarnos en su Seno, donde nos adopta como a sus hijos en su Hijo y nos regala el Espíritu de Vida.

23. El misterio del desierto es, precisamente, que no hay obstáculos ni intermediarios para que esto sea así, cuando la voluntad del hombre no opone resistencia. Porque es Él quien nos ha llevado al desierto para hablarnos al corazón...

24. Ahora bien, hay en el interior del hombre un abismo, una capacidad que Dios se ha creado como su templo. ¿Que podemos decir de este desierto, de este abismo en el corazón? El hombre ha sospechado una morada sin confines y también ha olvidado, con tanta frecuencia, esta dimensión de profundidad (o de altura), que supera el tiempo y el espacio y que es propia del corazón. "Ha de responder: Tanto cuanto el espacio (exterior), es grande el espacio dentro del corazón. En él en verdad están comprehendidos cielo y tierra, fuego y viento, sol y luna, el relámpago y las estrellas y todo cuanto aquí abajo cada uno posee y lo que no posee" Aquí se descubre al hombre como microcosmos y como espejo del universo. Pero el misterio de su alma y de su espíritu sólo puede ser aludido, nunca definido, pues se trata de una experiencia inefable. La experiencia poética nos descubre horizontes cada vez mayores...