lunes, 12 de diciembre de 2011

La Paz interior- http://flordelyermo.blogspot.com

Situaciones. Pero es claro que el descubrimiento de la Belleza y aún su participación en el gozo más elevado, presupone la valoración o la aceptación del medio en el cual se manifiesta, a saber: las condiciones de la presente peregrinación. Los sentidos externos nos vuelcan un alud informativo que parece constituir lo más próximo e inmediato. Es cierto que todo ello “toca” de alguna manera a la persona, pero no es lo más próximo e inmediato. Por lo menos no es lo íntimo, aún cuando le otorguemos el valor excesivo que, con tanta frecuencia, otorgamos. Dos piedras están una junto a la otra, se tocan la una con la otra, pero hay un límite, una distancia entre ambas que no es posible vencer. El anverso y el reverso de una hoja de papel. Los dos lados están muy cerca, no podemos negarlo, pero nunca se podrán superponer. Pero volvamos a las piedras. Ninguna puede entrar en la otra, permanecen irreductiblemente vecinas, una cabe la otra, pero no pueden comunicarse nada, son extrañas entre ellas... En cambio una gota de agua puede caer en un recipiente lleno de vino. La gota de agua penetra el vino hasta hacerse una con el vino... Así ocurre con la Belleza y con todo lo espiritual. En definitiva, lo invisible nos es más cercano y siempre más íntimo, aunque los sentidos externos nos aporten tantas figuras e imágenes que impresionan nuestra sensibilidad pero que no pasan de allí si no les franqueamos la entrada.