jueves, 29 de abril de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY (XXII)


La influencia sobre el mundo exterior

Los «acontecimientos se desarrollan en la realidad del espíritu antes de manifestarse en la realidad exterior de la historia. Todo lo que ocurre en el mundo tiene una fuente interior espiritual». Este comentario de Nicolas Berdiaev es significativo. Precisa la importancia de la vida interior y de su impacto sobre el mundo. La polución que hace estragos en el aire, en el agua y sobre la tierra, es el resultado de una polución en el interior mismo del hombre. Una tal polución significa su agonía.

Nada estará perdido mientras existan hombres que se han vuelto vivos gracias a la plenitud de su vida interior. Ellos hacen don de esa plenitud al universo y lo salvan transfigurándolo.



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Extraído de: Questión de... nº116: Marie-Madeleine Davy, Les Chemins de la profondeur. Revue trimestrielle - Albin Michel, B.P. 21 - 84220 Gordes (Francia).

sábado, 24 de abril de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY (XXI)



El hombre transfigurado se ha vuelto silencioso


Llega un momento en el que todos los estados sucesivos están tras de si: ya no existe otra cosa que la transfiguración. La unidad es beatitud indecible, pero es también perfecta simplicidad y no distinción, porque se expresa en una perfecta libertad. Así, el hombre transfigurado no es visible, es decir reconocible, más que por aquellos que realizan una búsqueda idéntica.

Cuando el hombre es iluminado y transfigurado, ya no hay para él caminos, problemas o cuestiones, ni incluso imágenes alegóricas o simbólicas; recurre a ellas únicamente para expresarse. Todo se ha vuelto lugar silencioso. Deificado, él deifica porque proyecta en el cosmos simientes de metamorfosis. Así, por su vida interior, el hombre muerto y resucitado prolonga la obra de Cristo en el universo. Ni siquiera habla de Dios, porque se ha vuelto un vivo testimonio de la vida divina. Se nombra a un ausente, una presencia no tiene necesidad de ser evocada: ella está ahí.

domingo, 18 de abril de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY (XX)


En la experiencia sutil de la vida interior, el estado de desconocimiento le lleva a la consciencia del conocimiento. El puro conocimiento es de orden extático, ya que es indiferenciado; no podría producirse al nivel de los sentidos exteriores e interiores. Es más allá donde se produce la iluminación. Esta surge súbitamente, inesperadamente. Así, la iluminación sobrepasa un estado personal. Ciertamente, el sujeto experimenta una experiencia que le es propia, pero no la retiene como un «tener», puesto que ya no tiene ningún deseo de posesión. La iluminación deviene un estado no sometido a alternativas, ya que en su plenitud sobrepasa al sujeto que la recibe o, más exactamente, el sujeto no intenta retenerla como un bien propio. Esta iluminación se extiende en el cosmos de una manera difusa; ella es luminosidad, amor pleno de ternura.

Todos aquellos que están hambrientos de interioridad pueden de esta manera recibir una mano anónima que descubren independientemente del lugar donde se encuentren. El tiempo y el espacio no podrían intervenir. El hombre iluminado se mantiene en un vacío supramental que le permite asistir como espectador al desarrollo de su propia existencia. Privado de deseos y de proyectos, se sitúa más allá del sufrimiento, de las dispersiones y del fraccionamiento; la muerte misma es sobrepasada, con todas las angustias que la acompañan.

domingo, 11 de abril de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY (XIX)



EXPERIENCIA, ILUMINACION, DEIFICACION

En la medida en que la experiencia se afina, se transforma en experiencia sutil. Al comienzo, el hombre es consciente de lo que descubre. Mientras posee esa consciencia clara, su descubrimiento carece de profundidad. Se puede solamente hablar de una aproximación, ya que el verdadero descubrimiento, la captación, es transconsciente en su penetración. El místico no sabe que ora, y tampoco sabe que conoce, de la misma manera que el sol resplandece, y calienta e ilumina. Así, el amor es únicamente amor; nada más y nada menos.

domingo, 4 de abril de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY (XVIII)


EL FONDO SECRETO DEL ALMA

El viaje interior conduce al descubrimiento del fondo del alma. «Hay en el alma un fondo secreto de donde» surgen el conocimiento y el amor; ese «algo» no conoce y no ama; son las potencias del alma las que conocen y aman (Maestro Eckhart, Tratados y Sermones). Ese fondo secreto no tiene ni pasado ni futuro. Desde el momento en que el hombre penetra en él, se sitúa fuera del tiempo y del espacio. Es así como el itinerario de la vida interior desemboca en la eternidad, ahí donde no hay nada que alcanzar y nada que añadir, nada que ganar y nada que perder. «Ese fondo secreto ha comprendido en que reposa la beatitud» (Eckhart)

Llegar a ese fondo, tal es el la apuesta de la vida interior y de alguna manera su secreto. Estamos así muy lejos de los aspectos dogmáticos y morales de los que a veces se ha sobrecargado el cristianismo. La ley, por ejemplo la que está presente en los mandamientos, se ofrece como un cuadro, por lo tanto una exterioridad, y no concierne a la vida interior misma. Pero es evidente que aquel que se encamina hacia el fondo de su ser ha dominado sus pasiones y sus codicias, o, más exactamente, ellas se han desprendido de él.

El hombre interiorizado sabe que él no tiene que abandonar, él es abandonado por las dispersiones. Cuando un niño crece, deja sus juegos, o más bien los juegos le dejan. Más todavía, la mariposa olvida que ha sido larva, reptando como una serpiente; vuela, y esa es su dicha resultante de su vocación de mariposa. Así, cuando el hombre toca su fondo, se metamorfosea. Está ahí el milagro producido por la vida interior.