martes, 18 de febrero de 2014

El "desierto" del "no-poder"


Aquél viajero asaltado por los ladrones y auxiliado por el "buen samaritano", ¿qué pudo? Tal vez padecer, pero -sobre todo- recibir la ayuda y la compasión de otro. El "hijo pródigo", ¿qué pudo hacer? sólo volver a su casa y recibir el amor de su padre... Y la célebre "mujer adúltera" ¿pudo algo más que quedar allí mismo, presente y en silencio, ante los acusadores y ante el Señor?
Nada más y nada menos: porque, por lo general, "no-podemos", cuando no hay "fuerzas" y cuando atenazan hechos y personas...
Es un misterio muy grande el "desconocimiento" o descuido con que el peregrino tropieza por las sendas de esta tierra. Pocos son los que "saben" de él y muchos los que "pasan" mirando de reojo: -¡que baje de la cruz y creeremos!
¿Afirmaremos que es "hermoso" saberse impotente o desconocido? No hiciera yo ahora ninguna definición apresurada para no caer en vanidad ni en tontería.
Lo cierto es que existe, pequeño, pequeño y, al mismo tiempo, grande, grande, este "no-poder", estos límites cuya calificación y medida resultará siempre vana.
Sigamos en el desierto del "no-poder" que sólo Dios sabe y conoce y que, misteriosamente, nos lleva por él.

Alberto E. Justo- 
http://flordelyermo.blogspot.com.ar/

lunes, 10 de febrero de 2014

No desdeñes tu parte



No te detengas ahora. Simplemente acepta estos tus pasos hoy. No será mañana... Fue ayer. Recupera enteramente la paz porque ya llevas un tesoro muy grande. En cierto modo el tesoro eres tú. En cierto modo es así. Es cierto que el viaje no termina esta vez, ni apuro hay para que acabe. Porque cada día, cada instante, es un nacimiento inefable, una aurora, un resurgir en la misma fuente. Y esto en medio de lo que sea y con lo que sea.
Si vas de camino, abiertos los ojos al cielo, no interrumpas este andar en razón de nada. Todo contribuye, nada se opone. Es claro que serás atento a tu libertad.
Todo tu obrar brote de tu corazón elevado, pero no juzgues mal. "Elevado" no quiere decir alto, ni indica comparación alguna. Elige ese ámbito pequeño donde le lleva el Señor y desde allí se descubrirá todo el horizonte.

Alberto E. Justo