jueves, 24 de diciembre de 2020

«Sobre la ilicitud moral del uso de vacunas hechas de células derivadas de fetos humanos abortado» (12-12-2020).

 LA VERDAD SIEMPRE PRIMERO.* 


De los +Señores Arzobispos, Cardenal Janis Pujats, Tomash Peta, Jan Pawel Lenga, y obispos Joseph E. Strickland y Athanasius Schneider: 

«Sobre la ilicitud moral del uso de vacunas hechas de células derivadas de fetos humanos abortado» (12-12-2020). 

El documento es relativamente corto, pero claramente argumentado, y dictamina la ilicitud tajantemente.

«Hay cada vez más voces de eclesiásticos –conferencias episcopales, obispos individuales y sacerdotes– que dicen que en el caso de que no haya una alternativa para una vacunación con sustancias éticamente lícitas, sería moralmente permisible para los católicos usar vacunas, a pesar de las *líneas celulares de bebés abortados que han sido utilizadas en su desarrollo* »… 

Sin embargo, el uso de tales vacunas *«contradice la máxima determinación de defender la vida por nacer»* … 

*«Cualquier vínculo con el proceso del aborto, incluso el más remoto e implícito, ensombrecerá el deber de la Iglesia de dar testimonio inquebrantable de la verdad de que el aborto ha de ser rechazado por completo»* …

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*DOCUMENTO COMPLETO:*

Sobre la ilicitud moral del uso de vacunas hechas de células derivadas de fetos humanos abortados

PorMons. Athanasius Schneider (12/12/2020).

Recientemente, se ha sabido por los servicios de noticias y diversas fuentes de información que en relación con la emergencia de Covid-19, en algunos países se han producido vacunas utilizando líneas celulares de fetos humanos abortados, y en otros países se planea producir tales vacunas. Hay cada vez más voces de los eclesiásticos (conferencias episcopales, obispos individuales y sacerdotes) que dicen que en el caso de que no haya una alternativa para una vacunación con sustancias éticamente lícitas, sería moralmente permisible para los católicos usar vacunas, a pesar de las líneas celulares de bebés abortados que han sido utilizados en su desarrollo. Los partidarios de tal vacuna invocan dos documentos de la Santa Sede (Pontificia Academia para la Vida, “Reflexiones morales sobre vacunas preparadas a partir de células derivadas de fetos humanos abortados” del 9 de junio de 2005 y Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción “Dignitas Personae, sobre ciertas cuestiones bioéticas” del 8 de septiembre de 2008), que permiten el uso de dicha vacuna en casos excepcionales y por tiempo limitado sobre la base de lo que en teología moral se denomina cooperación material remota, pasiva con el mal. 

Los documentos mencionados dicen que los católicos que usan tal vacuna tienen al mismo tiempo “el deber de expresar su desacuerdo al respecto y de pedir que los sistemas sanitarios pongan a disposición otros tipos de vacunas”.

En el caso de las vacunas elaboradas a partir de líneas celulares de fetos humanos abortados vemos una clara contradicción: entre la doctrina católica que rechaza categóricamente y más allá de la sombra de una ambigüedad el aborto en todos los casos como un grave mal moral que clama al cielo por venganza (ver Catecismo de la Iglesia Católica 2268, 2270 y sigs.), y la práctica de considerar las vacunas derivadas de líneas celulares fetales abortadas como moralmente aceptables en casos excepcionales de “necesidad urgente”, sobre la base de una cooperación material remota pasiva. 

Argumentar que tales vacunas pueden ser moralmente lícitas si no hay alternativa es en sí mismo contradictorio y no puede ser aceptable para los católicos. Cabe recordar las siguientes palabras del papa san Juan Pablo II sobre la dignidad de la vida humana por nacer: 

“La inviolabilidad de la persona, reflejo de la absoluta inviolabilidad del mismo Dios, encuentra su primera y fundamental expresión en la inviolabilidad de la vida humana. Se ha hecho habitual hablar, y con razón, sobre los derechos humanos; como por ejemplo sobre el derecho a la salud, a la casa, al trabajo, a la familia y a la cultura. De todos modos, esa preocupación resulta falsa e ilusoria si no se defiende con la máxima determinación el derecho a la vida como el derecho primero y fontal, condición de todos los otros derechos de la persona” (Christifideles laici, 38). 

El uso de vacunas elaboradas a partir de células de niños no nacidos asesinados contradice la máxima determinación de defender la vida por nacer.

El principio teológico de la cooperación material es ciertamente válido y puede aplicarse a una gran cantidad de casos (pago de impuestos, uso de productos del trabajo de esclavitud, etc.). Sin embargo, este principio difícilmente se puede aplicar al caso de las vacunas elaboradas a partir de líneas celulares fetales, porque quienes las reciben consciente y voluntariamente, entran en una especie de concatenación, aunque muy remota, con el proceso de la industria del aborto. 

*El crimen del aborto es tan monstruoso que cualquier tipo de concatenación con este crimen, incluso uno muy remoto, es inmoral y no puede ser aceptado bajo ninguna circunstancia por un católico una vez que ha tomado plena conciencia de él. Quien usa estas vacunas debe darse cuenta de que su cuerpo se está beneficiando de los “frutos” de uno de los mayores crímenes de la humanidad (aunque con pasos remotos mediante una serie de procesos químicos)*.

Cualquier vínculo con el proceso de aborto, incluso el más remoto e implícito, ensombrecerá el deber de la Iglesia de dar testimonio inquebrantable de la verdad de que el aborto debe ser rechazado por completo. 

*Los fines no pueden justificar los medios.* 

Estamos viviendo uno de los peores genocidios conocidos por el hombre. Millones y millones de bebés en todo el mundo han sido sacrificados en el útero de su madre, y día tras día este genocidio oculto continúa a través de la industria del aborto y las tecnologías fetales y el impulso de gobiernos y organismos internacionales para promover tales vacunas como uno de sus objetivos. Los católicos no pueden ceder ahora; hacerlo sería tremendamente irresponsable. 

La aceptación de estas vacunas por parte de los católicos, sobre la base de que sólo implican una “cooperación remota, pasiva y material” con el mal, le haría el juego a sus enemigos y debilitaría el último baluarte contra el aborto.

¿Qué otra cosa puede ser el uso de líneas celulares fetales de niños abortados que la violación del orden de la creación dado por Dios, ya que se basa en la violación grave de este orden al matar a un niño por nacer? 

Si a este niño no se le hubiera negado el derecho a la vida, si sus células (que desde entonces se han cultivado varias veces en el tubo de ensayo) no estuvieran disponibles para la producción de una vacuna, no podrían comercializarse. Por lo tanto, hay una doble violación del orden sagrado de Dios: por un lado a través del aborto mismo y, por otro lado, a través del atroz negocio de comercializar el tejido de los niños abortados. 

Sin embargo, este doble desprecio del orden de la creación nunca puede justificarse, por supuesto tampoco a través de la intención de preservar la salud de una persona a través de una vacuna basada en este desprecio del orden de la creación dado por Dios. 

Nuestra sociedad ha creado una religión sustituta: la salud se ha convertido en el mayor bien, un dios sustituto al que se deben hacer sacrificios. En este caso con una vacuna basada en la muerte de otra vida humana.

Al examinar las cuestiones éticas que rodean a las vacunas, tenemos que preguntarnos: 

¿por qué fue posible todo esto?, ¿por qué surgió en la medicina, cuyo propósito es traer vida y salud, la tecnología basada en el asesinato? 

La investigación biomédica que explota a los inocentes no nacidos y utiliza sus cuerpos como “materia prima” para el propósito de las vacunas parece más similar al canibalismo. 

También debemos considerar que, en el análisis final, para algunos en la industria biomédica, las líneas celulares de los niños no nacidos son un “producto”, el abortista y el fabricante de la vacuna son el “proveedor” y los receptores de la vacuna son consumidores. 

La tecnología basada en el asesinato tiene sus raíces en la desesperanza y termina en la desesperación. 

*Debemos resistir el mito de que “no hay alternativa”. Al contrario, debemos proceder con la esperanza y la convicción de que existen alternativas y que el ingenio humano, con la ayuda de Dios, puede descubrirlas. Este es el único camino de la oscuridad a la luz y de la muerte a la vida*.

*El Señor dijo que en el fin de los tiempos incluso los elegidos serán seducidos (cf. Mc 13:22). Hoy, toda la Iglesia y todos los fieles católicos deben buscar urgentemente fortalecerse en la doctrina y la práctica de la fe*. 

Al enfrentar el mal del aborto, más que nunca los católicos deben “abstenerse de toda apariencia de mal” (1 Tes. 5:22). La salud corporal no es un valor absoluto. La obediencia a la ley de Dios y la salvación eterna de las almas deben tener primacía. Las vacunas derivadas de las células de los niños no nacidos cruelmente asesinados son claramente de carácter apocalíptico y posiblemente presagien la marca de la bestia (cf. Apoc 13:16).

Algunos eclesiásticos de nuestros días tranquilizan a los fieles afirmando que una vacunación con una vacuna Covid-19, preparada con líneas celulares de un niño abortado es moralmente lícita, si no se dispone de alternativas, justificándola con una llamada “cooperación material y remota” con el mal. Tales afirmaciones de los eclesiásticos son altamente anti-pastorales y contraproducentes, considerando la creciente industria del aborto y las tecnologías fetales inhumanas, en un escenario casi apocalíptico. Es precisamente en este contexto actual, que probablemente aún podría agravarse, que los católicos categóricamente no pueden alentar y promover el pecado del aborto ni siquiera de una manera muy remota y leve aceptando la mencionada vacuna. 

Por eso, como sucesores de los Apóstoles y Pastores, responsables de la eterna salvación de las almas, consideramos imposible callar y adoptar una actitud ambigua respecto a nuestro deber de resistir con “la máxima determinación” (san Juan Pablo II) contra el “crimen indecible” del aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 51).

Esta nuestra declaración fue redactada con el asesoramiento de médicos e científicos de diferentes países. Una contribución sustancial vino también de los laicos, de las abuelas, abuelos, padres y madres de familia, de los jóvenes. 

Todos los consultados independientemente de su edad, nacionalidad y profesión rechazaron unánime y casi instintivamente una vacuna elaborada a partir de líneas celulares embrionarias de niños abortados, al mismo tiempo que consideraron la justificación del uso de esa vacuna sobre la base de una “cooperación material a distancia” y de algunas analogías, como inadecuadas para una aplicación en este caso. 

Eso es reconfortante y al mismo tiempo muy revelador, pues su respuesta unánime es una demostración más de la fuerza de la razón y del sensus fidei.

Más que nunca necesitamos el espíritu de los confesores y mártires que evitaron la menor sospecha de colaboración con el mal de su época. La Palabra de Dios dice: 

“Sed simples como hijos de Dios sin reproche en medio de una generación depravada y perversa, en la cual debéis brillar como luces en el mundo” (Fil. 2, 15).

12 de diciembre de 2020, Memoria de la Santísima Virgen María de Guadalupe

+ Cardenal Janis Pujats, arzobispo emérito metropolitano de Riga (Letonia)

+ Tomash Peta, arzobispo metropolitano de la archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajstán).

+ Jan Pawel Lenga, arzobispo-obispo emérito de Karaganda (Kazajstán).

+ Joseph E. Strickland, obispo de Tyler (EE. UU.).

+ Athanasius Schneider, obispo auxiliar de la archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajstán).

Aborto, vacunas y Covid-19. ¿Es lícito usar cualquier vacuna?

lunes, 17 de agosto de 2020

Sobre la comunión en la mano

 Sobre la comunión en la mano


Peter Kwasniewski 

En este tema de la comunión en la mano, ¿no se estará dejando de lado algunos puntos tan obvios como importantes? 

1. Las manos son más sucias que la boca. De otro modo, el Centre for Disease Control (CDC) [Centro para el control de la enfermedad] no estaría constantemente diciéndonos que no nos toquemos la cara. Rara vez las manos están limpias, razón por la cual tenemos que estar frecuentemente lavándolas. Nuestra boca está adentro de nosotros, por lo que no hay en ella más que lo que ya está en nuestro interior, no hay en ella nada de lo que está allá afuera en el mundo exterior, hasta que introducimos en ella alguna cosa. 

2. Además, la mano es símbolo del trabajo, en tanto que la boca es símbolo del habla, del pensamiento, del juicio y del amor. El Apocalipsis no dice que Jesús tenga una espada en la mano, sino que “De su boca sale una espada afilada” (19, 5). El Cantar de los Cantares no comienza “¡Tóqueme con sus manos!”, sino “¡Béseme con besos de su boca!”. 

3. Sobre la base en estas ideas surge el simbolismo de recibir en la boca respecto de tocar la hostia consagrada con la mano. Cuando a uno se le deposita comida en la mano, se trata de una distribución, y esa comida pasa a ser de propiedad de uno. Cuando, por el contrario, alguien nos alimenta en la boca, estamos en una situación pasiva: quien alimenta, da, y quien es alimentado, recibe, como en el caso de un niño pequeño y sus padres. Esta manera de alimentar conviene mejor a la alimentación divina, en que recibimos el Pan del cielo. 

4. Aunque en verdad todos los fieles, con el bautismo, participan del sacerdocio de Cristo, por el orden sagrado el sacerdote participa de dicho sacerdocio de un modo esencialmente diferente y más elevado, puesto que puede actuar “in persona Christi capitis”, en la persona de Cristo Cabeza de la Iglesia. Por eso es que corresponde que él se dé a sí mismo el alimento y que proceda, a continuación, a alimentar a los demás miembros de la Iglesia, tal como lo hizo Cristo con sus apóstoles en la Ultima Cena. 

5. Fue precisamente una internalización de estas verdades, hecha a través de muchos siglos, lo que, junto con muchísimas experiencias, tanto buenas como malas, movió a la Iglesia UNIVERSALMENTE a dar, en Oriente y en Occidente, la comunión exclusivamente en la boca. 

6. Por tanto, el abrupto retorno, en contra de esta milenaria tradición, a la comunión en la mano en la década de 1960, significó enviar un mensaje único: la Eucaristía y el sacerdocio no son, después de todo, cosas tan importantes. No hay que preocuparse de arrodillarse o inclinarse profundamente, no alterarse por estar siendo alimentados con el pan de los ángeles: se trata sólo de un símbolo de nuestra común pertenencia y de nuestra grandeza de bautizados. 

Se ha reemplazado un conjunto coherente de símbolos por otros que le son contrarios. ¿Es tan difícil darse cuenta de esto?

Cuando una imagen vale más que mil palabras

jueves, 4 de junio de 2020

De pluma ajena: Historia y causa de ciertos fracasos argentinos

De pluma ajena: Historia y causa de ciertos fracasos argentinos

 Presentamos aquí un artículo que el Dr. Héctor Hernández nos ha enviado para su publicación, que sintetiza la dolorosa historia de los fracasos que como católicos hemos vivido a lo largo de los últimos años, perdiendo terreno, poco a poco, en lo que hace a la res pública.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE

HISTORIA Y CAUSA DE LAS DEFECCIONES ECLESIALES

Por el Dr. Héctor H. Hernández
Abogado. Ex Defensor oficial federal
Profesor Universitario
1. Historia de las defecciones LOSI
            Podemos numerarlas[1], si Uds. me permiten. Como se ve, estoy hablando de problemas políticos que afectan a mi Patria, la Argentinaasí que no me vengan con que “no hay que causar escándalo”. Enseñaba Santo Tomás que “donde hubiera un peligro inminente para la fe, los prelados pueden ser reprendidos, aun públicamente, por sus súbditos”. Sería ejercer un derecho y deber que provienen del orden de la caridad y no de creación graciosa positiva eclesial, reconocido por el canon 212,3 del Código de Derecho Canónico. Hablaré de “Los Iglesios” (LOSI) y una nefasta historia de traiciones, y lo haré bajo la luz de un texto papal:
“Sólo la certeza de un fundamento doctrinal sólido permite al cristiano vivir su fe en una acción política concebida como servicio y no como un pacto permanente de convivencia con el mal, como una aceptación resignada de las situaciones dolorosas de “hipótesis”; como una actitud pasiva, tolerante o cómplice de los crecientes deslizamientos de las estructuras temporales hacia una completa secularización, reñida a todas luces […] con la consecratio mundi y el instaurare omnia in Chrtisto, que debe perseguir toda acción política que sea verdaderamente cristiana” (Pío XII, 13 de octubre de 1957).
2. Beagle
Hubo una mediación papal en que nos fue peor que con el laudo de la Corona inglesa, y Argentina perdió todo y Chile ganó todo lo que se disputaba y más todavía, como lo probé en muchísimos artículos periodísticos en El Norte de San Nicolás y en La Nueva Provincia de Bahía Blanca. Pues bien, cuando el “abogado de la Patria” Dr. Mario Strubbia, de Rosario, fue con el P. Cervezatto a explicar al Nuncio papal que las tres islas, por estar al Este del Beagle, según derecho pertenecían a la Argentina, no pudo empezar a hablar porque aquél los recibió diciendo que la cuestión estaba resuelta, que las islas quedaban para Chile porque es lo que conviene a Occidente. Como se ve, una cuestión eminentemente políticaNos habían engañado con aquello de los grandes fines pacifistas y altruistas y que se evitaba una guerra, pero el hecho es que se usó el poder de la Iglesia, y la Papolatría al uso, para imponer una tesis contra la Argentina, que como no fue a mí solo, no estoy en condiciones de perdonar. Y como no está en juego la fe, tengo la libertad de seguir denunciando: se usó la fe contra mi Patria.
3. Malvinas (I)
Cuando el Papa llegó a la Argentina durante la guerra, la gente lo recibió clamando “Ar-gen-ti-na”, y los locutores LOSI, que manejaban los micrófonos, ejercieron “el poder del fierrito” y cambiaron el grito: “Queremos la paz”. El Papa sostuvo entonces el siguiente error: “toda guerra es injusta”; contra la doctrina común ancestral, que admite que puede haber “legítima defensa mediante la fuerza militar”: Catecismo de la Iglesia Católica, 2308; Santo Tomás, Suma Teológica2-2, 40, 1 c.
¿A quién perjudicaba políticamente ese error teológico-moral, si todo el mundo decía que quien inició esto que es injusto era la Argentina? – Pues a la Argentina.
 (II) Durante mi estadía en Roma en ese año, 1982, trabé buena relación con un monseñor que trabajaba en el Vaticano, que llegó a venir a comer a mi departamento de Circonvalazione Nomentana 424. Teníamos relación cordial con él, nunca violó ningún secreto funcional, y debo decir que él se caracterizaba por no tener opiniones personales, sino reflejar las de su superioridad jerárquica. En sus palabras, al principio de la guerra se manifestaba como un nacionalista malvinero triunfalista: que los ingleses se mareaban en los barcos, que no iban a llegar… Él estaba en contacto con los dos cardenales argentinos, que a cada rato iban y venían; y nos refería, por ejemplo, que alguna vez en el ascensor se cruzaba con el Papa. Un día nos encontramos a despedir a una amiga común en el Aeropuerto de Fiumiccino; estaba también un embajador nuestro, no recuerdo si ante Italia o ante el Vaticano, y cuando yo saco nuestro tema de la guerra en curso me espeta: “Argentina debe volver a la democracia…”. – Comprendí que había pasado una consigna. Tiempo después Alfonsin agradecería a la derrota la bienvenida de la democracia.
4. Privatizaciones
Mabel Bianco, vinculada al Banco Mundial, sostuvo que la Argentina está retrasada en el tema del aborto por obra de Menem, quien concedió a la Iglesia Católica no tocar el tema, consagrar “el día del niño por nacer”, el fallo Portal de Belén, etc., a cambio de que no lo molestara con las privatizaciones ominosas que realizó. Que la cúpula eclesiástica argentina no meneó el asunto del regalo de las empresas estatales y el hambre y destrucción psicológica que se desarrolló, me consta por lo ocurrido en mi pago. No todos los obispos incurrieron en ello, como que en San Nicolás el titular Monseñor Castaña hizo lo que pudo contra la privatización de SOMISA. Recuerdo que unos amigos sindicalistas peronistas de San Nicolás concurrieron a un Congreso social en Córdoba movido por la Iglesia con esperanzas de obtener apoyo contra aquella privatización que conmovió a la ciudad y su zona, y volvieron defraudados: no encontraron ningún eco. Incluso en un reportaje de Clarín Monseñor Primatesta avaló las privatizaciones mirando para otro lado. Además del poder que tiene la Iglesia y que ya mencionamos, los sucesivos gobiernos que hambrean al pueblo la necesitan para que lo contengan y no les quemen todo. Necesitan que la Iglesia sea una especie de “opio de los pueblos”, que la Iglesia no lo es, pero sus dirigentes juegan a darle la razón a Marx.
ParaguasIncluso, en la misma línea, los LOSI han prometido colaborar con el actual Gobierno -2020- , y ¿cómo solucionan el asunto del aborto? – Pues poniéndolo bajo un paraguas: “estamos en desacuerdo con el aborto”. Todo un gesto que cuando se dice “estamos en contra del aborto”, indica que en realidad no mucho y que llegado el caso lo aceptarán sin sacar los pies del plato de la moral del laicodemocratismo. Es como si están violando a tu hija y vos dictás una clase de Antropología sobre la dignidad de la persona humana y sobre la moral sexual… Los LOSI contribuyen a la “gobernanza” por los genocidas.
Los LOSI no me engañan más: cuando se destruye la liturgia te hablan de la justicia social; cuando se hambrea a la gente te invitan a rezar y hacer retiros espirituales (pero bien livianitos, con mucha parlotería); pontifican contra la desacralización y cuando alguien quiere sacralizar te hablan de libertad religiosa para los que persiguen la religión; piden libertad de acción para los homicidas y después te invitan a aceptar con resignación el martirio, porque la laicidad que pregonan trae persecución; aunque antes nos dijeron que con el demoateísmo la Iglesia estaría mejor…
5. Congreso Pedagógico
El P. Fosbery cuenta en La República ocupada (Vórtice, Buenos Aires, 1987), el avance de la revolución cultural gramsciana con su laicismo y pretensa autonomía absoluta de lo temporal (p. 17) en la época de la “democracia jacobina” (p. 31) que con el Congreso pedagógico (tiro que les salió por la culata) pretendía instaurar una democracia que destruyera toda autoridad bajo pretexto de “autoritarismo” (p. 53). Cuando Alfonsín lanzó dicho Congreso para ateizar la enseñanza, el Catolicismo demostró su notable poderío y arrasó en todo tipo de asambleas y niveles. Tanto que la mayoría católica podía elegir cómo se votaban representantes, si por lista completa o incompleta o proporcional, y de todos modos ganábamos. Pero cuando se iba a aprobar que en la educación hay que enseñar de dónde venimos y conforme a la Tradición nacional, esto es la enseñanza religiosa en las escuelas estatales, el dirigente Monseñor Bianchi Di Cárcano, salió aludiendo al Concilio y arruinando todo.
6. Reforma de la Constitución
La descatolización que se operó en la Reforma de la Constitución de 1994 no sólo fue aceptada en general por Los Iglesios, sino que la iniciativa vino de la cúpula del Episcopado, según manifestó Eduardo Menem a los juristas que lo habían comprometido para oponerse. En el Boletín AICA-DOC suplemento a AICA 1942 del 16-III-93, la Conferencia Episcopal Argentina dejó marcado que sostiene la mala doctrina en el punto, al extremo de que el artículo 67 inc. 15 de la Constitución vieja que les resultaba “ofensivo” “para los pueblos indígenas” mandaba “promover la conversión de los indios al Catolicismo”,. Quiere decir que para ellos evangelizar va contra la dignidad humana… Y en esa siguen…
7. La batalla contra el divorcio vincular
En los años ´80 parecía que el Catolicismo volvía al combate por la justicia. Las manifestaciones populares en favor del matrimonio verdadero fueron colosales (especialmente multitudinarias las de San Juan; me acuerdo la de Rosario), hasta que de golpe pasó como una orden invisible. Les llegó una consigna… Como si se manifestaran para cumplir.
“Espere Doctor el discurso del Papa”Como Gladius me había publicado Familia. Sociedad. Divorcio, de golpe me vi convocado como experto a una reunión de la Comisión específica de la Conferencia Episcopal. Se había perdido la ley de divorcio vincular en Diputados y venía Senadores. Ahí yo vi que todo se perdía y se lo escribí a Monseñor Ogñegnovich. Resulta que, previendo la derrota antes de la pelea, con lo que se da la profecía que fomenta su cumplimiento, se habían lanzado la hipótesis de una ley de mal menor (que por de pronto, si fuera permitido y cuando fuere permitido, nunca hay que lanzar antes de perder), consistente en mantener el matrimonio indisoluble sólo para los católicos. Eso era, además, abdicar de la argumentación de que el matrimonio indisoluble era para todos y no sólo para nosotros. Por lo demás, quienes la lanzaban no conocían el paño del mundo forense y no advertían que, si conseguíamos esa ley, ella misma sería aniquilada por una pareja de bautizados que alegara los derechos humanos. Pedir inconstitucionalidad consiguiendo reconocimiento del “derecho” de descasarse y recasarse… invocando que su condición de católicos los hacía ciudadanos de segunda… Sucedió puntualmente con el caso Sejean. Le telefoneé al Secretario transmitiéndole mi desazón. – “Espere Doctor el discurso del Papa en Córdoba”, me dijo, alentándome con el inminente viaje del Sumo Pontífice a la Argentina. Esperé ansioso.
El Papa habló. Apagué el televisor después del discurso del Papa en Córdoba y le dije a mi acompañante mi hermano Rafael, sacerdote fallecido hace unos años: “mañana tenemos la ley de divorcio vincular”. El Papa no había echado al ruedo el peso de la Iglesia en el tema en forma específica. Cuando en algunos pasajes el discurso parecía ir al punto álgido la gente aplaudía: quería luchar por el Reinado de Cristo y el Orden natural. No se refirió para nada a la ley jurídicopolítica de divorcio vincular concreta; no había mención ni amenaza de las penas que, cuando quieren, los jerarcas aplican contra Monseñor Lefebvre, el principal adalid católico del siglo XX. Fue una pieza muy buena de teología pero…
“Nos cambiaron el discurso”. Le hablé al Secretario de la Comisión: “¿éste era el discurso?” – “No. Nos cambiaron el discurso…”, -fue su respuesta. – Primatesta.
“Los senadores cenan”. Mucho tiempo después me encuentro con el mismo secretario fuera de Argentina, le recuerdo aquello, y me dice: “Ah, pero vos no sabés otra cosa”… Me cuenta que en aquellos días se habían reunido con un Senador testeando los posibles futuros votos en el Senado, que les aseguró que se ganaba, pero si había una decisión eclesial. “Los senadores cenan. Que los arzobispos de cada Provincia inviten a cenar a los senadores y ejerzan presión”. Era el dictamen de alguien que de esto sabía. Porque era indiscutible la pericia del viejo político conservador/peronista catamarqueño Saadi en estos cálculos…
Monseñor Primatesta no instrumentó la invitación a cenar; así lo reconoció tiempo después, y se perdió la ley sin jugar cartas ganadoras…
El representante ante el Gobierno en el temaMás político, un colega me advirtió tiempo después lo que yo no había visto: “si la Iglesia hubiera querido luchar y ganar, hubiera lanzado al ruedo a la cúpula episcopal, y no a un obispo de menor rango”. (Que, por lo demás, luchó a la altura de su deber, digo ahora en su homenaje).
HoyEs exactamente lo mismo que pasa hoy. El Presidente Fernández va al Papa; éste lo recibe y se la hace aliviada, callando cuidadosamente el tema álgido; pero el representante de la Iglesia que trata el tema hoy más importante en las relaciones, es un Secretario cuyo apellido nadie recuerda. Mientras todo el poder mundial ha decretado que tengamos aborto, la Gran Defensora de la Vida se borra. El Presidente, luciendo que es profesor de Código Penal, él, que nunca soñó disertar sobre tal tema y en tal lugar, sigue pontificando a diestra y siniestra su herodismo en la Sede de Pedro y mencionando a Aristóteles y Santo Tomás; y el curerío se llama a silencio en el punto que al gobierno le duele, pero lo besa y bendice y acaricia y verborrea que va a colaborar con él… Claro, si la Iglesia no contiene un poco a la gente ante el Ajustazo decretado, la gobernabilidad sería imposible…
Encima, pocos días después se arma una reunión, con los mismos partícipes, donde se huele un espíritu de aquiescencia, de sonrisas cómplices y complacientes, de besos y abrazos de viejos amigos, entre el FMI genocida, denunciado por el catolicismo combatiente de presionar el aborto, y La Máxima Enemiga del Aborto. Y todo para que la Argentina siga en manos de la usura… Para que se “solucione” la falsa deuda contraída por Macri y que se remonta a Martínez de Hoz. Todos juntos, la Sede de la iglesia, la usura internacional, el Nuevo Orden… “Y después dicen que es malo// el gaucho si los pelea”… Por favor, ¡no nos tomen de estúpidos! Lean en estos temas a José Antonio  Quarracino, que lo ha denunciado lúcidamente.
8. Ley de matrimonio homosexual
Recuerdo que, de nuevo, la Iglesia no se movilizó como podía para evitarla. El Cardenal Bergoglio rechazó el ofrecimiento de un director de Colegio Católico de hacer manifestación con sus alumnos en contra. Dirigiéndose a unas monjas de clausura, les dijo que la ley del homomonio era el demonio, pero para la multitud que estábamos ante el Congreso mandó un discurso de cumplido y buenos modales. Recuerdo haber leído el relato del diario La Nación de una manifestación católica en la época, creo que el Vía Crucis presidido por aquél, que cuando pasaban por algunos lugares clave, por ejemplo cerca del Congreso y todos esperaban que hablara del tema… nada, el Cardenal hablaba de otra cosa. Al diario le llamó la atención. En esos días hubo una Misa multitudinaria en Luján; todos esperábamos que el Obispo hablara del asunto y le echara al gobierno el peso de su poder sobre el pueblo. ¡Nada! Aclaró, para empezar, que del asunto no iba a hablar…
9. Actualización al 25 de mayo de 2020, en que redacto la conferencia para publicar
El título de la prensa es: “Fuerte respaldo de la Iglesia al gobierno en el Te Deum”. El redactor de Infobae subraya, extrañado: “no hubo mención al proyecto de aborto que impulsa el Presidente”. Habla Poli y por él habla el Papa Bergoglio… Se elogia a los genocidas porque defienden la vida haciéndonos poner unos barbijitos y destruyendo la economía y provocando nuevas enfermedades a la gente.
10. Aborto
Ya mencioné la actitud inicial de los LOSI, a los que gracias a Dios no se les hizo caso alguno y la gente salió a manifestarse. Nos han tratado de talibanes; han criticado llamar a los criminales como lo que eran; se ha denostado que festejáramos, como si el Pueblo de Israel no festejaba, con salmos y todo, sus victorias; se ha enaltecido por sobre todo el debate y olvidado que el hecho de discutir si una categoría de personas, los bebitos no nacidos, pueden ser asesinada sin culpa, ya es una injusticia con ellas y un baldón contra los que lo ponen en duda.
Ha llamado la atención, en el Catolicismo combatiente y en los medios más o menos indiferentes, y desde luego el enemigo genocida percibe toda señal, la ausencia del Papa Bergoglio en la lucha contra el aborto. Siempre se espera que haga… y no hace… La Iglesia omite poner todos los medios que tiene contra el Genocidio. Ante todo volcar al pueblo en defensa de la vida, ¿qué digo volcar al pueblo? Dejarse conducir por un pueblo que recuerda y vive su catecismo y quiere luchar. (En parte algo de eso se logró, sacherianamente, en 2018).
“No aclares que oscurece”En la misma línea, un ex embajador en el Vaticano con acceso al Papa, y que se esmera en decirlo, y se exhibe que fue Embajador en el Vaticano y subraya que no es amigo de Monseñor Aguer sino todo lo contrario (“un pasito más atrás Satanás, que me contagio”), declaró como quien “tiene la posta”, que al final aquél, es decir el Papa, iba a terminar aceptando la ley del aborto. Y ahora, señoras y señores, tienen la palabra los LOSI…
Ahí nomás le salió al cruce la cúpula de la Conferencia Episcopal argentina. ¿Para salir a defender al Papa de la calumnia de atribuirle que consentirá con el Genocidio? ¿Para decir que el Papa no compartía ni podía compartir esa posición y justificarlo remachando y continuando la argumentación en la dura batalla cultural? ¿Fue al fondo y siguió alegando y concientizando con el tema, “oportuna e inoportunamente”, contra el Genocidio?
– De ninguna manera. Te equivocaste. Salió con un asunto procesal, que “el Papa no tiene a Valdez como vocero”. En vez de invocar razones de fondo levantó un asunto de personería. De si se había otorgado el poder… del alcance del poder… Al cuestionar algo accidental y no decir nada de lo otro se consiente lo substancial… Yo soy católico pero no estúpido. Y estos tipos se ve que no son muy católicos que digamos y son bastante tontos… No me nieguen que de ese modo las conductas insinúan que hay un acuerdo que favorece el Genocidio.
Entonces hasta el menos despierto que no es papólatra, y para esto no hace falta ser Pío XII, empieza a pensar que Valdez se fue de boca ante la alegría de que él “ahora no tiene cargos pero está en la cosa”, y que sabe lo que va a pasar y se lo vino a contar a la prensa, como “hombre vigente en los medios” que disfruta de las fragancias del poder. Hasta el más despistado ve ahí una media palabra.
Por de pronto, más que palabras valen las conductas, como denuncia tan bien Quarraccino que no es cardenal. Y entonces no hace falta ser Chinda Brandolino para decir que hay un poder mundial que maneja todo… y que hay traición de la cúpula eclesial cómplice con él.
            Como el paraguas de soberanía del triste Caputo. Y lo mismo cabe decir de la insistencia fervorosa de que se seguirá colaborando con un gobierno genocida pero, eso sí, haciendo “reserva de derechos”, abriendo un “paraguas”.
“Paraguas” significa, en lenguaje diplomático, poner una cláusula que deja a salvo una posición que se mantiene, para que no se entienda que en nuevas actuaciones se la está dejando de lado. El antimalvinero canciller Caputo, precisamente, hizo famoso el “paraguas de soberanía”: hacemos negociaciones con Inglaterra pero dejando a salvo los derechos argentinos a Malvinas, con la sangre de pato que por las Islas Irredentas él tenía. ¿La gente hace la proporción: “la misma convicción que tenía aquel canciller `paragüero` por la causa Malvinas, es la que tienen los LOSI contra el Genocidio del aborto”?
Lo de Monseñor Aguer no fue una destitución. La aceptación por el Papa Bergoglio de la renuncia del principal alfil de la Iglesia jerárquica en el tema del aborto no puede decirse que, intrínsecamente, literalmente, jurídicamente, canónicamente, como-suena-la-palabra, haya sido eso. Recontraqueno. Pero el gesto de que la aceptación se produjera con habilitación de días y horas, casi antes de que renunciara, fue otra recontraseñal. Es como sacar a Messi antes de la final.
11. Ensayo de clasificación bipartita de las causas de estas traiciones.
            Las citadas defecciones no son hechos accidentales, sino que mi experiencia me dice que obedecen a ciertas razones más o menos permanentes, por lo que nuestra respuesta argentina y católica a ellas debe ser permanente.
Entiendo que la defección de los LOSI, en los casos del Beagle, de Malvinas y de Privatizaciones, tienen que ver con el recostamiento que el Vaticano, y la Iglesia pedisecua argentina, suelen hacer a las directivas políticas de los Estados Unidos. – Pero eso no, de ninguna manera – faltaba más- cuando EEUU defiende la vida. (Ya Monseñor Sánchez Sorondo, que de doctrina social de la Iglesia sabe lo que yo de chino, atribuye a demagogia de Trump su defensa de la vida. Justo ahora).
Pienso que en los demás temas, que llamaríamos “bioéticos”, tienen que ver especialmente con el Concilio Vaticano II, o con su espíritu verdadero o con su espíritu falso, o con el posconcilio, o con “el hecho del Concilio” o con la “hermenéutica de la continuidad-o de la discontinuidad” o con lo que a Ud. se le ocurra, o con, que “el período postconciliar ha sido decididamente nefasto para la Iglesia” (sic; lo dijo Ratzinger) o lo que Ud. quiera pero la Argentina siempre marche presa y eso es lo que me importa y no transo. Una razón teológica. Mejor, antiteológica.
12. Una razón teológica de las defecciones
            Tiene que con ver el rechazo de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo.
Esas mismas defecciones han ocurrido en España, donde, por ejemplo, “el Cardenal del cambio” fue Monseñor Vicente Enrique y Tarancón, que luego de alabar durante años el Estado católico del régimen de Franco, alegando seguir día a día las orientaciones vaticanas anunciaba que “con un gobierno menos católico España estaría mejor”; y que se podía votar al socialismo. Pero advirtió ya en 1986 que esto derivaba en una “interpretación laicista, por parte de los políticos en el poder, que pasa a ser exclusivista y terminar en persecutoria y molesta”. (Tomo los datos de este libro que yo me debía y que acabo de traer de España: Blas Piñar, La Iglesia y la Guerra Española. De 1936 a 1939, Actas, San Sebastián de los Reyes, Madrid, 2011. Especialmente v. pp. 206 y 213).
Al benemérito autor del libro que acabo de citar, esta idea de “imaginar que la Iglesia sería respetada, una vez que la Transición, muerto Franco, se abriese camino”, resultaba “incomprensible y absurda” (p. 206). El hecho es que y en España se ahondó el problema del separatismo; y que España se descristianizó; y que en España se persigue al Catolicismo; y que está prostituida; y que en gran parte la Iglesia ha perdido la independencia de que gozaba con Franco, como también testimonia Piñar, como un abogado imparable.
13. La Santa Sede desmanteló España
Se lee en el mismo libro que
“Ha sido la persona misma de Cristo y la fortaleza católica española la desmantelada por la Santa Sede” (p. 254, Blas Piñar, con cita de Edith Delamare).
            Y a propósito de la reforma de la Constitución argentina, sucedió aquí lo mismo que en España pues, como dice Blas Piñar:
“La política de la Iglesia que se puso en práctica al amparo del Concilio Vaticano II, cambió de tal forma que, incluso aquello que pedían con machacona insistencia sus enemigos, no sólo se aceptó, sino que se solicitó por la misma Iglesia”, substituyendo al criterio de tolerancia la política de la libertad religiosa (p. 264).
            Cuando Joaquín Ruiz-Giménez se va a despedir como embajador español del Papa Paulo VI, éste le pidió que fundase la Democracia Cristiana en la Madre Patria; éste le contestó con la dificultad de que el episcopado español era franquista, a lo que Montini respondió: “Ud. preocúpese del partido, porque de los obispos me encargo yo”. Aplicando esto, dejó sin voto en la Conferencia Episcopal a los mayores de 75 años y se nombraron 25 obispos auxiliares con voto, que al no ser titulares no necesitaban ser “presentados” por el Gobierno, con lo que se construyó la anhelada el Papa, violando el espíritu del Concordato, para imponer el ateísmo democrático en el Episcopado y en España (p. 270).
Ya sabíamos hace años por Monseñor Lefebvre que la reforma constitucional descristianizadora en Colombia fue promovida por Roma. “La Transición eclesial ha conseguido que los Estados confesionales católicos desaparezcan” (Blas Piñar, p. 266).
14. El modernismo
Carlos Alberto Sacheri, en un libro que finaliza el cap. 22 con la frase de Bernanos “Seremos fusilados por curas bolcheviques”, texto que su autor hizo imprimir en la faja con que se presentaba el libro que por escribirlo fue asesinado el 22 de diciembre de 1974 en medio de su familia, nos aleccionó sobre esta crisis del progresismo, hablando indistintamente también de “modernismo”.
“Así como el modernismo de principios de siglo fue predominantemente dogmáticoel neomodernismo progresista es predominantemente social. Es en el terreno de las actividades temporales que su obra demoledora se despliega con singular ahínco. Guerra a Santo Tomás, al latín y a la moral conyugal; guerra a las escuelas y sindicatos cristianos; guerra a los cuerpos intermedios; guerra a la prensa católica, a la doctrina social de la Iglesia, a toda concertación del poder temporal con el poder espiritual”.
“Pero, por otra parte, aceptación ciega del existencialismo y del marxismo, de la coeducación y del freudismo, de la neutralidad escolar, de la cogestión empresaria, de los anticonceptivos, etc., porque concuerdan con el ‘sentido de la historia’, tal como los progresistas creen interpretarlo siguiendo dócilmente al profetismo marxista”.
“La afirmación o la negación de la posibilidad y necesidad de la civilización cristiana, es decir, de un ordenamiento de las actividades e instituciones temporales en conformidad con el derecho natural y cristiano, es uno de los grandes test de la conciencia católica contemporánea. (p. 41/2). Son más de cincuenta los textos pontificios, desde Pio X hasta ahora, que hacen mención expresa de la civilización cristiana. Omnia instaurare in ChristoTal es la vocación propia del laico cristiano; aquello mismo que Pío XII designara con admirable expresión: la consecratio mundi. Me atrevo a decir que ésa y no otra es la gran lección que el laicado católico está llamado a dar, en las actuales circunstancias, a los progresistas en general y al clero en particular. En efecto, muchos son los clérigos que han perdido casi por completo su confianza en la verdad que tienen por misión predicar; bajo las elegantes etiquetas del ´kerigma´, del ´profetismo´, etc., cubren su profunda crisis de fe (p. 42). Su íntima desconfianza no será superada sino en la medida en que los laicos asuman su tarea específica de remodelar el orden temporal según el Evangelio y las encíclicas pontificias. Tantos sacerdotes y obispos de fe tambaleante, propensos a ser arrastrados por la última novelería pseudoteológica o pastoral, recobrarán confianza cuando constaten que no sólo la doctrina social cristiana es una doctrina práctica, sino que para colmo es mucho más eficaz que todo lo vanamente intentado hasta la fecha para solucionar los problemas políticos y sociales. Ya dijo Pío XI en una ocasión, constatando tantos fracasos: “Se ha ensayado todo; ¿no habrá llegado la hora de ensayar la Verdad?” (p. 42).
“El espíritu contubernista del neomodernismo progresista no hace, por lo tanto, sino reeditar con fórmulas variadas el error condenado en la proposición nro. 80 del Syllabuys, de Pío IX: “El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna”. Fácil amalgama, para lograr la cual utilizan y deforman astutamente palabras tan nobles como ´ecumenismo´, ´diálogo´, apertura´, ´compromiso´, etc. […] No obstante ello, los estragos que causan con su práctica irresponsable son muy profundos y ponen en peligro a muchas almas”. (p. 42).
15. “Quasprimismo”
En la encíclica Quas Primas el Papa enseña que Cristo no debe ser sólo considerado como hombre y como Dios, ni como Gobernador en sentido metafórico, sino también como Rey “en sentido propio”. “Cristo manda”. A Cristo hay que obedecerle; al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; pero el César es hombre y pertenece a Dios. Los mandatos religiosos no son para un abstracto hombre aislado sino también para los hombres en sociedad, que es el estado natural y sobrenatural humano. Esta encíclica ha sido ratificada claramente en el Catecismo de la Iglesia Católica.
16. Catecismo, 2.105
«El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es ´la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo” (Concilio Vaticano II, Dignitatis Humanae, 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan ´informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive´( Concilio Caticano II, Apostolicam Actuoritatem, 13). [Ésta es la definición de Cristiandad, y parece escrita por el P. Meinvielle: información también institucional del Estado por el cristianismo]
“Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cfr. Concilio, Dignitatis Humanae, 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cfr. AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cfr. León XIII, encíclica Immortale Dei; Pío XI, encíclica Quas primas).
            Pues bien, esta doctrina católica es puntualmente combatida por el Vaticano.
 “¡Basta de silencios! ¿Gritad con cien mil lenguas!, porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido! La esposa de Cristo ha empalidecido, ha perdido el color, porque le están chupando la propia sangre, es decir, la sangre de Cristo. No sigáis durmiendo el sueño de la negligencia. Haced cuanto antes lo que podáis”. (Santa Catalina de Siena, carta 16, “A un prelado”).
Dr. Héctor H. Hernández


[1] Conferencia dictada en el ciclo de NOS-San Luis, 21 de mayo, 2020.