viernes, 29 de noviembre de 2013

Cuando el Desierto no responde


Es muy posible, queridos amigos, que intentando muchas maneras de comunicación no se reciban las respuestas que aguardábamos. Este "silencio" es muy grande y es, también, muy elocuente. Sobre todo cuando arriesgamos "algo" de nosotros mismos, porque toda "comunicación" que brota del corazón comporta un cierto riesgo. Pues bien, esto puede llegar a ser mucho más frecuente de lo esperado... Pero el "silencio", éste de la ausencia y del olvido o de la indiferencia, es una lección admirable. Es algo así como una "palabra" de Dios que nos invita a un "desprendimiento" cada vez mayor para dejarle a Él todo el lugar que otras cosas usurpan. Desasimiento que lleva a reconocer que la abundancia de intermediarios perjudica la vida espiritual. Ir a Dios sin temor y directamente. Muchos quedan atados por duras cadenas, no sólo a sus propias y estúpidas ambiciones, sino a "misiones" imaginarias que poco tienen que ver con la vida que reciben de Dios. "Desprenderse" es lo mismo que "liberarse", que respirar un aire nuevo que se desata allí donde no sabemos ni podemos sospechar. "Deja tu cuidado entre las azucenas olvidado", nos dice San Juan de la Cruz. Deja y no retengas soñanado con no sé cuáles respuestas que, después de todo, no causan alegría. Es hora de sumergirse más en el Misterio y confiar, sin temor. Confiar, a pesar de todo. E invocar al Corazón de Jesús y al de su Madre Santísima, nuestra Madre, dejándonos "cubrir" por Ellos en el secreto paraje de nuestra alma. Coraje siempre y ¡adelante!

Alberto E. Justo...
http://flordelyermo.blogspot.com.ar/

lunes, 11 de noviembre de 2013

peregrinos del cielo


¡Qué grande es el horizonte en el alma! Las pruebas, esas "fuentes" con las que tropezamos y nos dan un buen baño a cada trecho, tienen el sabor de la bendición... El sabor de una novedad muy rica y profunda, que nunca debe atemorizar. Somos peregrinos de los cielos. Podrán apresar nuestro cuerpo, pero nunca nuestra alma. Así resuena este soplo de libertad que se genera en el corazón y empuja a descubrir y a seguir siempre más allá.
Confianza en Aquél que nos conforta. Una y otra vez: INSISTIR. El hombre vuelve y vuelve, elevándose más, cada vez. Como las oraciones breves, como las aspiraciones en nuestro interior, vuelven y tornan y raptan y levantan, porque el Espíritu Santo es ahora Fuego que desciende de lo alto y enciende y se lleva consigo a quien reposa en el altar de su corazón.
Que nuestra oración... se eleve con la misma plegaria del Señor, entregando todo al Padre en el Espíritu de Amor.

Alberto E. Justo...
http://flordelyermo.blogspot.com.ar/

lunes, 4 de noviembre de 2013

Misterio y Cruz


Cabe una pequeña reflexión... Muchos son los que persiguen un mayor tesoro o, simplemente, el camino adecuado, en peregrinaciones y en determinados lugares. Otros siguen largos aprendizajes, o cursos especializados, en procura de la idoneidad necesaria en cualquier camino espiritual. ¿Lugares, tiempos...? Sin duda todo es interesante y recomendable, según la vocación de cada uno... Yo deseo subrayar aquí un lugar y un tiempo, un particular "santuario" que dispone y enseña y abre a una experiencia única... Me refiero al "sufrimiento". Y, claro está, no al "sufrimiento" así no más en "abstracto". Trato de señalar a éste o a aquél. A éste o a aquél padecer en el misterio y tantas veces en el silencio, escondido a cualquier medida, peso o valoración humana. Es la dimensión insospechada: el valor de esos pasos dolorosos que abren una perspectiva y nos introducen en un ámbito que no sospechábamos ayer. Es el Camino del Señor que transforma y transfigura. Es Su Camino, es Su Noche. ¿Podemos velar con Él, al menos, una hora? Es esta una vocación y un sentido. Un sentido bien profundo. Es algo que da una profundidad inigualable a la vida. Una escala que lleva muy alto... Pero que no hemos de buscar a propósito y por sí misma. Sólo cabe recibirla y ascender humildemente y en silencio por sus peldaños, porque su mayor riqueza es que sólo la conoce Dios. Nunca haya desesperación ni se caiga en el engaño de ninguna ilusión... Aquí se trata de seguir, en silencio, al Señor. Aquí se trata, también -¡cómo no!- de mucho más. Estar en Él; ser, por gracia, lo que Él es...
Déjate introducir en ese misterio de la vida divina que se dona y que nace en tu corazón...

Alberto E. Justo....
http://flordelyermo.blogspot.com.ar/