jueves, 24 de octubre de 2013

Silencio y Espíritu



El descubrimiento del silencio, más allá de todo lo exterior, comporta una lucha y la adquisición de un hábito. Los fantasmas que se desencadenan a nuestros pasos pretenden declarar imposible la superación de las circunstancias, fáciles o difíciles, para nuestro fin. Ahora bien, la convicción de la dimensión sin medida de lo escondido, la certeza de lo que es, es decir del "contenido" profundo, de la profundidad de todas las cosas, del "sentido" que poseen y de que lo no-manifestado es siempre mayor, es ya una ayuda importante para abrir un paso "a través" y aproximarnos al misterio y a la trascendencia. Memoria de lo secreto. Certeza de la Presencia. Aceptación de que lo mayor prefiera celarse... Gusto y alegría en trabajar en la aventura de descubrir... Todo ello es una invitación para dar con lo no sospechado, para alcanzar lo que nos supera: "que ni ojo vio, ni oído oyó..." La atención a esta dimensión que poco a poco se abre y se proyecta en nuestra peregrinación nos coloca en un camino siempre más alto y más empinado.
La plegaria es , en esta aventura maravillosa, la respiración nuestra. La oración nos revela la Presencia y cuál es el mejor camino, el más corto, para esa unión inefable que no podremos expresar jamás.
En Él, con Él... El Espíritu ora en nosotros, y nos regala su respiro. Participando de Él, viviendo de Él, entraremos en el silencio inefable que supera toda imaginación y todo deseo.

Alberto E. Justo

lunes, 14 de octubre de 2013

Apertura escondida


A pesar de cualquier distancia, el espíritu salta por encima de de todo límite y nos lleva adonde nuestro corazón prefiere. Redescubrir el desierto y la oración profunda comporta trascender, a cada paso, las fronteras que se levantan y que parece que obligan a no volar... Volviendo al corazón descubrimos esa "apertura" escondida que no se deja conquistar al primer intento. El cielo está abierto y no lo advertimos... Es hora de descender al corazón para conquistar esas alturas insospechadas que tanto ansía el alma... Es la ocasión, como siempre aquí y ahora

Alberto E. Justo

martes, 1 de octubre de 2013

Padre Nuestro...


Asómbrate... El Señor llega. Permanece en silencio y en paz. ¿Por qué temer? No es tan grande el "poder" en este mundo que siempre tenga que despertar "temores" y producir "sustos". Nada de eso. La sencillez del niño, la vocación del más pequeño, es la mejor invitación a la grandeza y a la gloria. ¿No queremos entenderlo? ¿No acabamos de aceptarlo? Y sin embargo el tesoro está allí. El pequeño, este pequeño, siempre tiene Padre. Ven al Padre, déjate levantar en sus brazos, en su amor infinito. ¿Dónde hallar la comprensión y el afecto que siempre se echan de menos? No perdamos tiempo y entusiasmo con mediaciones o problematizaciones. El camino que se nos señala es directo. Directo y simple. Redescubramos esa dichosa intimidad que se nos regala y demos siempre el testimonio de la alegría que brota del corazón sin ficciones.

Alberto E. Justo....http://flordelyermo.blogspot.com.ar/