domingo, 21 de marzo de 2010

EL ARTE DE LA VIDA INTERIOR - MARIE-MADELEINE DAVY ( XVII )


El silencio interior

Lo más importante en el orden de la vida interior es que el buscador de su interioridad se mantenga a la escucha del interior de si mismo y tome, en la medida que pueda, momentos de silencio, de recogimiento y de retiro. Según la intensidad de su escucha, será conducido, guiado, formado, a condición de mantenerse en perpetuo estado de vigilia, con una vigilancia tanto más intensa en cuanto que no habrá nadie fuera para observarle, reprenderle o animarle.

... La mayoría de los cristianos ignoran la verdadera tradición cristiana y piensan que no existen métodos en el interior del cristianismo para abordar y profundizar la vida interior. Sin embargo, hay una vía observada, sobre todo en los monasterios ortodoxos, que hoy en día ha hecho entrada en la mayoría de los conventos cristianos; es practicada no solamente por los monjes sino por aquellos que viven fuera de los claustros: se trata del hesicasmo.

El hesicasmo es un método de interiorización que conduce a un perfeccionamiento que desemboca en la deificación. El hesicasmo reposa en la práctica de la hesyquia. Este termino, que significa reposo, tranquilidad, quietud, no pertenece únicamente al lenguaje religioso; se conoce su empleo en el griego profano. La adquisición de la calma y de esta tranquilidad concierne al cuerpo (ayuno, vigilia, trabajo) después a la psyche (el alma) y finalmente al espíritu por el despertar de sus energías latentes. La importancia se da a los pensamientos que pueden empañar el corazón y perturbarlo. El hesicasmo rechaza los discursos interiores, las interrogaciones inútiles, los falsos problemas que dispersan de la actividad del intelecto. Aún más, rechaza todas las ideas sobre Dios que corren el riesgo de abrir una distancia entre el sujeto y la divinidad reduciendo esta a un objeto exterior es decir a un ídolo. El reposo al cual desemboca la práctica de la hesyquia no es estático sino profundamente dinámico. Se le puede ver como una reunión de las diversas energías, como la conquista de la perfecta unidad entre el cuerpo, el alma y el espírit