domingo, 22 de junio de 2014

A pesar de los tiempos y de los lugares


A pesar de los tiempos... Sí, en efecto, las horas que corren dan la impresión de pretender no sé cuáles "imposiciones" que limiten los pasos de nuestra peregrinación o los dirijan en determinados sentidos y... nada más. Sin embargo el desafío de nuestros días es precisamente lo contrario: seguir nuestro derrotero con esas "perturbaciones", a pesar de ellas, descubriendo nosotros mismos la obra de la Gracia divina y la historia verdadera y profunda que se escribe en el silencio de la vida y del corazón. Es hora, sí, de valor y de perseverancia. No vale lo que simplemente ocurre alrededor y de lo cual no advertimos un sentido más profundo... Es hora, pues, de arrebatar las jornadas y transformarlas en lo que realmente son: ocasión siempre de Dios y estímulo para una vida contemplativa más empeñada. Sí, ésta es la paradoja. Enciéndase, pues, nuestra oración y reine un silencio nuevo, que brota -sin duda- del mismo Corazón del Señor.
Descubrir el camino más hondo... Y -ante todo- vivir en la misma Presencia de Dios.

Alberto E. Justo

martes, 10 de junio de 2014

presencia y valor!!!


Nada mejor que meditar en las horas difíciles acerca de nuestra vocación "personal". En efecto, podemos cometer un gran error cuando eludimos ese llamado "directo", el "nombre escondido", que cada uno sabe que ha recibido de Dios. Más de una vez, quizá por dudas injustificadas, caemos ante el espejismo de una falsa condición, que no nos pertenece en absoluto.
No dejemos que se nos "disuelva" en institución cualquiera, ni en grupo o grupejo alguno... Tengamos el valor y la audacia de discernir nuestra realidad y de aceptar nuestra relación "directa" sin vueltas ni arroyuelos. Puede parecer extraña esta insistencia, pero la verdad es que el peregrino no puede hallar su senda ni darse en caridad si olvida que siempre es "más" de lo que sospecha, si ignora que el "secreto", que sólo el Padre conoce, es el fundamento de su libertad. 
Es necesario y urgente aprender, tal vez como un día aprendimos a leer y a escribir, cómo la libertad es honor y decoro de la vida. ¿No nos admira la acción de Dios y su infinito respeto?
Presencia y valor, pues, en el camino único...

Alberto E. Justo

lunes, 2 de junio de 2014

Jordán Bruno Genta - Angel de luto

Todo está bien - Francisco Alejandro López

sin medios y sin por-qué


Quizá sea urgente no juzgar ciertas demoras según nuestros relojes. Quizá no acabamos de leer más allá de lo que parece inmediato y, en realidad, no lo es. La Divina Providencia todo lo dispone "suavemente" y, desde luego, con el vigor que le es propio, según la delicadeza de Dios. Dejemos, pues, este tiempo que nos agobia y pasemos a ese "otro", que no es según las medidas a las que estamos acostumbrados, sino que se descubre, paso a paso, en la virtud y en la confianza.
¡Cuanto nos falta la confianza! Y, de hecho, sin ella, no logramos salir del laberinto cotidiano que parece ahogarnos...
Sí, es verdad, hay una vida más profunda. Sí, es verdad, aún podemos confiar, entregándonos sin reparo, aunque nos cueste y lo hagamos mal. ¿Qué más da? La cuestión es llegar, aunque tropecemos o andemos un tanto cojos... Pero, DIRECTO. Tal vez "sin medios" y "sin por-qué". "Deja tu cuidado". Descubre el verdadero latido de tu vida en esa intimidad profunda que, a veces -¡tantas veces!- poetas, artistas, espirituales, contemplativos en suma, encuentran donde menos se sospecha. Podrán dibujarse innumerables "muecas", pero la vida, esa vida, la verdadera, late en verdad. Como peregrinos nocturnos, testigos siempre del Señor Jesús, vayamos adelante en esta "noche, más amable que la alborada". Porque el Misterio es amable y siempre seductor. Vive en el fondo del corazón... Amén

Frater Albertus Henricus Justus, O.P.