martes, 1 de septiembre de 2009

LA MIRADA CONTEMPLATIVA - MARIE MADELEINE DAVY ( II )


Hasta ese momento, él era esclavo de si mismo. De repente, penetra en una tierra desconocida: la de la libertad. Esta libertad le parece pesada, imposible de soportar. Si renuncia a ella será presa de las diversas desviaciones. Si la acepta con gratitud, dominando su miedo, y helo aquí salvado de si mismo, desapegado de todos sus proyectos. En adelante, ya no será más el buscador moviéndose en una dimensión horizontal. El optará por el crecimiento en la verticalidad.

Muy pronto otro cambio se produce. Los sentidos interiores van a nacer y estarán sujetos a un continuo crecimiento. Estos sentidos interiores rompen las cáscaras de la literalidad para descubrir el fruto. Cuando el meditante lee las Sagradas Escrituras –Biblia,...por ejemplo–, a través de las palabras, de los símbolos, de las alegorías, el contenido se vuelve continente: el espíritu surge. El sentido sutil le sacia la sed y a la vez la multiplica por diez. Habiendo llegado a ser la presa de una nostalgia cada vez más amplia, seducido por aquello que ha descubierto, todo en él se interioriza. El meditante se vuelca en la interioridad. Un descuartizamiento desconocido se instala pasajeramente en él. El exterior se distingue del interior, lo de afuera de lo de adentro. De ahí el desgarro que no se podría evitar.

División momentánea pero dolorosa. Hablar de ello sería vano. De vez en cuando, el meditante se experimenta como presente a una Presencia secreta que no tiene ningún nombre. En otros momentos helo aquí disgustado por la ausencia de esa Presencia. ¿Se ha retirado voluntariamente? No. La prueba suscita en él un movimiento dinámico en el cual se asume en la plenitud de la libertad. Devenido creador, desde ahora va a vivir en una dimensión nueva. El hombre, «un creador creado». Tomando conciencia de su responsabilidad, habiéndose vuelto humilde y modesto, va a poder recrearse, modelarse, devenir un ser nuevo. Un amor universal no tarda en invadirle. Este amor va parejo con un conocimiento cada vez más lúcido. Esta nueva creación consiste en expandirse en un constante renunciamiento.