miércoles, 17 de junio de 2009
HACIA UN EREMITISMO INTERIORIZADO - MARIE MADELEINE DAVY ( II )
LA VOCACIÓN EREMÍTICA
Elegir una vía eremítica se presenta como una respuesta dada a una llamada percibida en el interior. Es una elección. Una soledad impuesta desde fuera por el hecho de las circunstancias, privación de familia, por ejemplo, no hace un eremita. Las biografías de los solitarios, a veces noveladas, dan testimonio de una irresistible necesidad de alejarse de los hombres y las ciudades para vivir únicamente cara a Dios en el silencio. Ya, la conversión tiene la filosofía y el amor de las ideas habían llevado a las soledades campestres a los amigos de la sabiduría durante la antigüedad.
Otro es el destino del eremita cristiano. Su verdadera condición se aproxima de la del monje en busca de la perfecta unidad, monos, monachos, mónada. Un texto de Teodoro Estudita precisa la vocación del monje y del eremita: «Él no mira más que solo a Dios, no desea más que a Dios solamente, no se apega más que a Dios solo» Esta elección de Dios solo, se impone. Como lo dirá más tarde Serge Boulgakoff: «Vivir en el desierto no significa solamente vivir sin los hombres, sino vivir con Dios y por Dios.»
Soledad que exige el aprendizaje del perfecto silencio. Después de haber dejado el mundo exterior, el solitario debe afrontar el mundo interior, más bullente que el mundo de fuera. Este mundo de adentro es totalmente ignorado por aquel que vive en la acción. Este no sabría percibir la ebullición de sus pensamientos y de sus deseos, la amplitud de sus constantes repliegues sobre si mismo. Los demonios afrontados en les desiertos designan la pluralidad de yoes que reclaman su parte. Los enemigos más agresivos del solitario se alojan en él y no fuera. Es por eso que, según el decir de espirituales expertos, aquellos que viven fuera de la total soledad no suponen los combates sutiles del eremita. Ignoran el rigor y el heroísmo que deben de mantenerse en cada instante de la vida cotidiana.
El itinerario del eremita conlleva diferentes fases decisivas a las que el solitario se enfrenta.