"No se apresure por hacer esto o aquello. Con antelación a cualquier trabajo o empeño diga una jaculatoria. Desconfíe de sus propias urgencias" (REGLA PARA EREMITAS...en el corazón)
7. La tentación o la confusión más frecuente será siempre recurrir, en primer lugar, a espacios y tiempos determinados. El error repetido, sofocar la imaginación o ahogar, con menosprecio, la virtud del sueño. En efecto, rechazamos toda representación como si se tratara de algo de ínfimo valor.
8. Sin embargo, Dios nos lleva al desierto. Y por comparación al desierto valoramos los perfiles y el sentido de la ciudad y hasta de todo aquello con lo que topamos..."Así la atraeré y la llevaré al desierto y le hablaré al corazón" (Os.2,14-15) No nos hablara en sonoros y fuertes discursos de gran difusión y colorido. nada nos dirá a través de documentos que suspendan o maravillen los sentidos, no llegarán declaraciones legalizadas, ni los ecos de asambleas y reuniones, ni el resultado de comisios o elecciones de ningún tipo. Tampoco confidencias o murmuraciones o cuanto inventan los hombres a partir de sus técnicas, cada vez más sofisticadas. Nos hablará, en cambio, al corazón.
9. Y en el corazón no hay engaño. "Tú...cuando quieras orar entra en tu aposento, corre el cerrojo de la puerta ora a tu Padre que está en lo secreto" (Mt. 6,6). Es este secreto lo que debemos de atender. Se trata de una intimidad, de una hondura. Nadie puede llegar allí. Solamente Dios. Y Dios nos lleva adonde no sospechábamos ayer, dándonos ingresar en lo de El, esto es más allá, siempre más allá o si se prefiere : siempre más aquí.