sábado, 28 de junio de 2008

P.Fray Alberto Justo O.P."Hacia una filosofia del desierto" ...



" No por mucho empeñarse lograra mejores resultados. Combata la ansiedad que lo oprime y permanezca quieto, atento al silencio interior. El Señor no quiere esos sus trabajos y sus cosas, sino a toda su persona. No pierda el tiempo" (REGLA PARA EREMITAS en el corazón )


Esta hondura es ascensional.¡ Que paradoja hay en todo ello! Es, en efecto, apertura hacia donde no sabemos ni sospechamos. Pero conocemos, en una intuición luminosa, que sólo en aquello que nos supera, solo en lo que esta por sobre nosotros, hallamos el sentido y la dicha, en suma: la plenitud y la felicidad definitivas. Lo que, evidentemente, no es materia de dominio sino presencia sin condiciones ni determinaciones.
¿ Cual es , pues, el sentido de todo lo que vemos, oímos o tocamos? Necesariamente tendremos que buscarlo en las luminosas metáforas que nos conduzcan al plano escondido e invisible., Los hechos de este mundo y de la Historia no tienen explicación en o desde ellos mismos. Horizontalmente sólo percibimos un caos o el lento deterioro que prepara la muerte de todas las cosas.
Las audacias de la tecnocracia pueden deslumbrar un instante y empujarnos por penosos trabajos en vías muertas. ¿Como salimos de ellas? . También con la muerte, pues los pretendidos avances cuestan vidas humanas, hambre por doquier, miseria y ruinas en aras de un futuro que no acaba de llegar.
Esta vez nos volvemos al desierto que hallamos en nuestro interior.. Es decir a la intangible soledad del alma cuyo rostro sólo halla efectiva correspondencia y destino en el mismo rostro de Dios.
La soledad es una maestra admirable... ¡Si supiéramos atender y aprender sus lecciones! Tantas veces nos quejamos de la ausencia de maestros, de personas cuya experiencia pudiera ayudarnos en las singulares coyunturas de nuestra peregrinación...Pues ahí está Soledad. Ella nos enseña desde dentro, nos hace vivir lo que tantas veces queda detenido en palabras o textos siempre exteriores a nosotros...
Quien quiera vivir el misterio o dejarlo penetrar en el corazón, tendrá que buscar y recurrir a esta maestra incomparable.
Aquí se abre el desierto, la inmensidad. El hombre lo presiente infinito, como un ilimitado horizonte en el que, en realidad, ya se encuentra y al que siempre está llegando, en un instante, por la mirada de su corazón."... ( continuara )