domingo, 4 de octubre de 2009
LA MIRADA CONTEMPLATIVA - MARIE MADELEINE DAVY ( X )
Tras estos principios de base, tendrá que meditar como le sea conveniente. El error de los hombres es querer asemejarse y imitarse sin respetar las vocaciones personales. En El Sentido de la Creación, el filósofo ruso Nicolas Berdiaev ha hablado de la «santidad de la audacia» oponiéndola a la «santidad de la obediencia». La audacia consiste en perforar un agujero a través de la obediencia. A partir de ese momento la obediencia está en él, pero él no está ya más en ella. Así la obediencia cesa de ser un peso, se vuelve alada.
Berdiaev dirá además: «Todo lo trágico de la vida resulta de los choques entre lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno, de la divergencia que existe entre el hombre en tanto que ser espiritual y el hombre en tanto que ser natural, vivo en el seno del mundo natural...» (Royaume de l´esprù et royaume de César)
Se reconocen las especies de pájaros no solamente por su plumaje, sino por su canto. Las voces de los hombres difieren. Son ellas más significativas que los rostros. Las voces revelan el fuera y el dentro, y vehiculan el sentido de una existencia; desanudan la psyche y también el pneuma (el espíritu). Es a través de la voz y la mirada como aparecen las dimensiones humana y divina, y también la autenticidad o el juego. La voz y los ojos de un ser orientado hacia la liberación producen un eco, una prolongación. La presencia de un silencioso hace germinar el silencio en aquel que se le acerca. Todo es contagioso, el valor como la perversión.