lunes, 23 de agosto de 2010

SÍMBOLOS, los signos de la tierra transfigurada - Marie-Madeleine Davy (XVIII)


La expresión "in illo tempore" que leemos en la Biblia y que se encuentra al principio de las leyendas bajo la forma de «érase una vez», indica un tiempo en el que el pasado y el futuro no podrían intervenir. "In illo tempore" significa a la vez una salida del tiempo y una entrada en la eternidad, un tiempo accesible desde ahora. «Se le pide al cristiano –dirá Mircea Éliade– convertirse en cuanto tal en contemporáneo de Cristo: lo que también implica una existencia concreta en la historia, así como la contemporaneidad de la predicación, de la agonía y de la resurrección de Cristo.

Este presente escapa del desgaste del tiempo, y quiebra en cierta forma el continuum histórico en el mismo sentido en que San Pablo hace alusión al hombre externo que se debilita y al hombre interno que se renueva día a día (cf. II Cor., IV, 16). Cristo encarnado experimenta en su infancia las leyes del crecimiento: como hombre, muere; como Verbo, trasciende al tiempo histórico. Se sitúa en el tiempo y fuera de él.